Mis amigos Espe y Pep celebran hoy el cumpleaños de su hijo Miquel. Ha sido un niño muy deseado, muy esperado, aunque se hizo de rogar durante años. Pero todo eso ya es historia. Hoy son un trío perfecto, y viven en una casa llena de trastos de niños, desordenada e incluso caótica, que nada se parece a ese hogar ordenado e impoluto de años atrás. Es decir, está perfecta.
Lo curioso es ver que un niño de un año ya tiene sus gustos, y parece que Pocoyó es "lo más" en este segmento de edad. No podeis imaginaros la carita de Miquel cuando vio la tarta. Se le iluminaron los ojos. Aun no habla mucho, con lo que no me pudo contar los últimos capítulos. Pero el año que viene seguro que lo hace.
La verdad es que me ha hecho mucha ilusión hacer esta tarta. Si hace cinco años me hubieran dicho que esto iba a pasar, no me lo hubiera creído. Y es que Miquel ha sido un regalo, y yo estoy muy contenta de que ese regalo les llegara a mis amigos.
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